Sobre tu nombre ascienden otros nombres
que el honesto no quiere, por honesto.
Cuesta morir a veces siendo Ernesto
con un pecho soñado en otros hombres.

Miré la foto tuya, el asesino
te pone la sonrisa que no esperas,
y la muerte esperada no es de veras
cuando hay silencio cómplice, un testigo.

Miré tu barba, el ojo derrotado
sobre el hombro gritando haber perdido,
la selva que no quiere enarbolar.

Te mataron, te matan, respirar.
Tu nombre visionario, empedernido,
es la muerte total de haber pasado.

Composição: