Igualito que el tango
Me engrupieron sus ojos, y eso fue lo primero
que mordí como un logi de tan dulce carnada.
Después vino aquel verso que terminó en pavada:
¡Juguemos en el bosque que en la ciudad me muero!
¡Igualito que el tango! Cometí el disparate
de cantarle a una rosa que era sólo un tomate.
Y si a pesar de todo le escribo todavía,
la mufa que hoy destilo no me sirve de nada.
Me queda la esperanza de llegar algún día
a recordarla en sepia como a foto olvidada.
Igualzinho que o tango
Me enganei com os olhos dela, e isso foi o primeiro
que mordi como um idiota de tão doce isca.
Depois veio aquele verso que virou besteira:
Vamos brincar no bosque que na cidade eu morro!
Igualzinho que o tango! Cometi a besteira
de cantar pra uma rosa que era só um tomate.
E se apesar de tudo eu ainda escrevo,
a má sorte que hoje exalo não me serve pra nada.
Fica a esperança de um dia
lembrar dela em sépia como uma foto esquecida.