395px

Antipoema

Victor Manuel

Antipoema

Érase una vez
Un poema sentado en una silla
Y una lámpara encendida
Que alumbraba para el pobre de la esquina;
Y un melón,
Un melón acongojado
Con problemas de conciencia colectiva;
Selectiva era la vida en la oficina
-dijo el jefe-
Porque aquí triunfa el más fuerte,
No el más alto, ni el más apto.
Yo los capto
Al primer golpe de vista los distingo
Esta no es vaca que interese
Y es urgente estructurar, coordinar
Y almidonar los cerebros
De la gente que progrese;
Como dije, esta oficina
Será campo del más fuerte.
Nos miramos con los lentes
La vista fija en el suelo
Y la peineta en el pelo,
Peineta que regalase el gerente
Por los años de servicio, tantos años,
Tantas peinetas que tienes.
Yo debí tragarme el chicle
Porque al rato una sirena
Aterrizó en la azotea, me taparon y de blanco
Me llevaron en un carro manejado por dragones
Y las nubes de colores presagiaban
Una nochebuena hermosa.
El médico amenazante, señaló
Con su dedo más despectivo y sentenció;
Pues se nos muere el imbécil
Que tragó cinco pesetas de chicle,
Se le pegaron las tripas
Y al abrirlo le encontramos
Calderilla en la barriga,
Bolígrafos, borradores y manías.
Ya sé que ha venido el jefe
Con su corona de flores
Y mi sombra se pasea por el patio
Con una vela encendida y con un lápiz.
Escribe sobre el cristal desconsolados poemas,
Plegarias a santa gema y agua fresca
Que fresquita baja hoy el agua por la azotea.
Hoy son aguas descarriadas, aguas de mala ralea,
Agua que nunca bebieron, que no dejaron correr,
Agua, que no has de beber.

Antipoema

Era uma vez
Um poema sentado numa cadeira
E uma lâmpada acesa
Que iluminava o pobre da esquina;
E um melão,
Um melão angustiado
Com problemas de consciência coletiva;
A vida na firma era seletiva
– disse o chefe –
Porque aqui vence o mais forte,
Não o mais alto, nem o mais capaz.
Eu os percebo
À primeira vista já os reconheço
Essa não é a vaca que interessa
E é urgente estruturar, coordenar
E alisar as mentes
Da galera que quer progredir;
Como eu disse, essa firma
Será o campo do mais forte.
Nos olhamos com os óculos
A visão fixa no chão
E a penteadeira no cabelo,
Penteadeira que o gerente deu
Pelos anos de serviço, tantos anos,
Tantas penteadeiras que você tem.
Eu devia ter engolido o chiclete
Porque logo uma sirene
Aterrissou no telhado, me cobriram e de branco
Me levaram num carro dirigido por dragões
E as nuvens coloridas prenunciavam
Uma bela noite de Natal.
O médico ameaçador, apontou
Com seu dedo mais desdenhoso e sentenciou;
Pois estamos perdendo o idiota
Que engoliu cinco pesetas de chiclete,
As tripas grudaram
E ao abrir, encontramos
Moedas na barriga,
Canetas, borrachas e manias.
Já sei que o chefe chegou
Com sua coroa de flores
E minha sombra passeia pelo pátio
Com uma vela acesa e um lápis.
Escreve sobre o vidro poemas desconsolados,
Plegárias a santa gema e água fresca
Que hoje desce fresquinha a água pelo telhado.
Hoje são águas descontroladas, águas de má índole,
Água que nunca beberam, que não deixaram correr,
Água, que não deves beber.

Composição: