395px

As Bodas De Erefil

Fernando Delgadillo

Las Bodas De Erefil

Cuando Erefil Tercero
se fue en su boda a casar;
con la hija de un zapatero
que le supo enamorar.
Iba el príncipe Erefil
Tan garrido y bien plantado,
que la plebe vitoreaba
en calles, balcones, tejados.
¡ Hurra Erefil, buen señor!
sean el pueblo y reino aunados.
Bella era la hija del remendón
que desposaba,
vestida con sedas y oros
su sonrisa se acentuaba.
Siempre había soñado
con un príncipe azul de consorte,
pero no había imaginado
como iba a pagar la dote.
Así que su padre calzó
con botas nuevas,
a la corte y al revuelo
de las porras y las chanzas,
de señores y de ciervos
se cumplió al llenar la plaza.
Todo el mundo está invitado,
vayan a atrancar sus casas.
y ándate andarín,
que habrá festín por cuatro días.
Con suerte y nos arreglamos
princesitas de por vida.
Y vamos a las bodas
de Erefil con la plebeya;
hay comida y vino gratis,
vamos a vaciar botellas.
Tahúres y titiriteros,
tragafuegos y buscones,
campesinos, mercaderes,
oficiantes y ladrones.
Saltimbanquis, adivinos,
caminantes, tíos y peones,
se dieron cita en la plaza
como bravos bebedores.
Y sin pauta ni batuta
convidaban al desorden,
patintines y cornetas,
pitos, cuernos y tambores.
Cuatro días con cuatro noches
se festejaron las bodas,
corrió el vino y los platillos
entre riñas y lisonjas.
Los reyes tuvieron dicha
cuando se hallaron contentos,
también tuvieron días malos
y pelearon y aún tuvieron...
Veintidós hijos y un sapo
que después salió en un cuento,
pero aquella fue otra historia
y todavía no he dicho el resto.
Que a partir de ese momento,
las mozas se imaginaron
que casarse con un príncipe
era astuto y bien pensado.
Y aunque hubo el caso de alguna,
las demás no lo contaron.
Y ándate andarín,
si hubo festín por cuatro días,
y abundaron a la mano
la comida y la bebida.
Y fue en el día de bodas
de Erefil y moraleja:
sólo hubo un príncipe azul,
y hace mucho fue su fiesta.

As Bodas De Erefil

Quando Erefil Terceiro
foi se casar;
com a filha de um sapateiro
que soube o conquistar.
Ia o príncipe Erefil
Tão elegante e bem posto,
que a plebe aplaudia
nas ruas, varandas, telhados.
"Hurra Erefil, bom senhor!"
seja o povo e o reino unidos.
Linda era a filha do remendão
que se casava,
veste de sedas e ouro,
sorriso que se destacava.
Sempre sonhou
com um príncipe encantado,
mas não imaginou
como ia pagar o dote.
Então seu pai calçou
com botas novas,
a corte e a agitação
com as palmas e as risadas,
de nobres e de cervos
se cumpriu ao encher a praça.
Todo mundo está convidado,
vão trancar suas casas.
e ande, andarilho,
que vai ter festa por quatro dias.
Com sorte, nos ajeitamos
princesinhas para a vida toda.
E vamos para as bodas
de Erefil com a plebe;
há comida e vinho de graça,
vamos esvaziar garrafas.
Jogadores e fantoches,
tragafogo e espertalhões,
camponeses, mercadores,
oficiantes e ladrões.
Saltimbancos, adivinhos,
caminhantes, tios e peões,
se reuniram na praça
como bons bebedores.
E sem regra nem batuta
convidavam ao desordem,
patinadores e corneta,
pitos, chifres e tambores.
Quatro dias e quatro noites
se festejaram as bodas,
corria o vinho e os pratos
entre brigas e elogios.
Os reis tiveram alegria
quando se acharam contentes,
também tiveram dias ruins
e brigaram e ainda tiveram...
Vinte e dois filhos e um sapo
que depois saiu em um conto,
mas essa foi outra história
e ainda não contei o resto.
Que a partir daquele momento,
as moças imaginaram
que casar com um príncipe
era esperto e bem pensado.
E embora houve o caso de alguma,
as demais não contaram.
E ande, andarilho,
se teve festa por quatro dias,
e abundaram à mão
a comida e a bebida.
E foi no dia das bodas
de Erefil e a moral:
só houve um príncipe encantado,
e faz tempo foi sua festa.

Composição: